WASHINGTON (EFE Dow Jones)—Estados Unidos y China revelaron el miércoles sus planes a largo plazo para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases relacionados con el cambio climático, una inesperada medida que pretende dar el pistoletazo de salida a una nueva ronda de negociaciones internacionales sobre clima y suavizar la oposición local a los recortes en ambos países.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo chino, Xi Jinping, han estado coordinando sus planes de emisiones de CO2 durante meses y se reunieron el miércoles en Beijing para discutirlos, según informaron altos cargos estadounidenses previamente.

El anuncio, que probablemente influirá en las emisiones de gas de efecto invernadero mundiales en las próximas décadas, resultó inesperado para la mayoría de expertos en cambio climático, ya que muchos habían esperado un compromiso más moderado o una serie de iniciativas con un impacto limitado.

El nivel y el calendario de los objetivos de emisiones de Washington y Beijing probablemente decepcionarán a algunos ecologistas, pero los expertos preocupados por el cambio climático han aplaudido que China esté colaborando con Estados Unidos y la Unión Europea, en lugar de ponerse de lado de los países en desarrollo.

Muchas economías emergentes ven los niveles de dióxido de carbono como un problema generado por las naciones industrializadas durante años, por lo que creen que éstas deberían solucionarlo.

Se espera que Estados Unidos, China, la Unión Europea y otras potencias anuncien planes detallados para alcanzar en marzo los recortes propuestos, tras el inicio de las negociaciones formales sobre cambio climático el mes que viene en Lima, Perú.

Estados Unidos dijo el miércoles que duplicaría el ritmo medio de sus reducciones de dióxido de carbono después de 2020, con vistas a una reducción general de las emisiones de gas de efecto invernadero de entre 26% y 28% para 2025, en comparación con los niveles de 2005.

Por su parte, China acordó el miércoles dejar de aumentar las emisiones de dióxido de carbono para 2030 o antes, de manera que los combustibles fósiles bajarán hasta 80% del uso energético del país, según funcionarios estadounidenses.

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